Amor propio versus egoísmo
En muchas ocasiones he podido observar que algunas mujeres al expresar que iban a empezar a atender sus propias necesidades y a respetar su propio espacio personal hacían comentarios tales como; «ya me he cansado, voy a empezar a ser más egoísta y voy a pensar más en mí misma, así que a partir de ahora voy a dedicarme más tiempo».
Este tipo de comentarios me dio que pensar en la importancia de diferenciar lo que era el egoísmo del amor propio y sobre todo entendí por qué muchas mujeres no se permiten muchas cosas, y es porque creen que son egoístas, y ser egoísta, es de malas personas.
Así que ya es hora de que pongamos claridad a muchos términos para poder vivir la vida que todos merecemos.
¿Qué es el amor propio?
El amor propio podríamos decir que es la base que te permite cultivar una relación sana contigo mismo.
Implica escucha, autoconocimiento, aceptación, respeto y un profundo cuidado por nuestro propio bienestar emocional, físico, mental y espiritual.
Aprender a practicar el amor propio significa reconocer y tener en cuenta nuestras necesidades, establecer límites saludables con el resto del mundo, potenciar nuestra autoestima, dirigir de una forma positiva nuestro diálogo interno, aprender a cuidarnos tanto por dentro como por fuera.
Y para que todo eso ocurra tenemos que empezar por dejar de criticarnos, culpabilizarnos y condenarnos, para darnos el lugar que merecemos como mujeres,como personas para así, convertirnos en nuestras mejores amigas.
¿Qué es el egoísmo?
El egoísmo nace de una falta de empatía, una falta de consideración por los demás.
El egoísmo nace cuando uno sólo se mira su ombligo sin tener en cuenta las consecuencias que sus actos tienen en otros o sin ni siquiera plantearse que otros también tienen las mismas necesidades que él en ese momento.
El egoísmo siempre esconde inmadurez, manipulación, carencias, interés ,inconsciencia, apegos insanos, competitividad y miedo.
Porque el egoísmo te lleva a querer salirte siempre con la tuya, a querer ser el único/a, a tener protagonismo, a que sólo tú seas el mejor en algo, a sentirte por encima de los demás sin importarte lo que ellos sientan.
Al contrario que el egoísmo, el amor propio requiere madurez, conciencia, empatía, confianza, haber sanado tus heridas.
Implica un conocimiento de ti mismo y un trabajo interior, implica compromiso y abrazar todo lo que eres, lo que te gusta y lo que tienes que mejorar.
Sólo cuando cada persona empiece a trabajar concienzudamente en aprender a cultivar su amor propio podremos ofrecer al mundo lo mismo; amor, respeto, tolerancia y comprensión.
El amor propio nos permite establecer una conexión más genuina con nosotros y con los demás, el egoísmo nos lleva a sentirnos vacíos por dentro y alejados de lo verdaderamente importante.
Así que a partir de ahora recuerda;
No pensar en ti y no cubrir tus propias necesidades es un acto egoísta que tú estás teniendo contigo misma.
No parar y llevar ritmos frenéticos también es ser egoísta con tu cuerpo.
Criticarte cuando no haces las cosas bien tampoco es amor.
Pensar siempre en los demás antes que en ti también es ser egoísta contigo.
Y así podría seguir con un largo etc.
Cultivar tu amor propio es el mejor regalo que puedes darte a ti y a los demás, porque no podemos dar al mundo lo que no somos capaces de darnos a nosotros mismos.